Seguro que cualquiera de estas dos fotografías os resultan conocidas, o incluso se lo habéis visto a algún familiar o lo tenéis vosotros mismos. Pues bien, aunque se semejan son diferentes y en el blog de hoy os contamos un poco más sobre ellos… Sigue leyendo!

La pinguécula es una acumulación de tejido conjuntival, que suele aparecer en la zona nasal aunque también puede darse en lado contrario. Normalmente se aprecia de color amarillento ya que puede contener depósitos de proteínas, grasas y calcio.

El pterigium en cambio, es un crecimiento de tejido vascularizado, es decir, con vasos sanguíneos, que tiende a aumentar de tamaño llegando a invadir la cornea e incluso comprometiendo la visión. También se caracteriza por producir astigmatismos inducidos cuando el tamaño es mayor. A diferencia de este, la pingüécula no crece sobre la córnea.

Aunque existe una predisposición genética, la principal causa de esta degeneración es la exposición a los rayos UVA procedentes del sol y el viento. Aquellas personas cuyas profesiones se ejercen al aire libre como los pescadores o agricultores tienen mayor riesgo de desarrollar pinguécula o pterigium. Hay que tener en cuenta que la edad también tiene un papel importante en el desarrollo de estas lesiones.

En muchas ocasiones la pinguécula no produce síntomas y se diagnostica de forma casual o por visualización. Pero en otras, se puede inflamar dando lugar a lo que se conoce como “pingueculitis”, provocando ojo rojo y molestias locales.

En el caso del pterigium suele ser asintomático en fases inciales, pero con su desarrollo puede producir molestias oculares como enrojecimiento, sensación de rozamiento, borrosidad o incluso limitar la visión cuando llega a invadir la pupila.

Aunque la pinguécula no suele requerir tratamiento, en caso de molestia se recomienda el uso de lágrimas artificales y de forma puntual algún aintiinflamatorio local. Por lo general, las gotas para los ojos pueden aliviar cualquier molestia de la pinguécula, y la cirugía generalmente no se recomienda ni es necesaria.

El tratamiento para el pterigium sería el mismo, pero si crece a un tamaño suficientemente grande como para causar problemas, probablemente se recomiende someterse a una cirugía para extirparlo.

Además, recordar que el uso de una protección adecuada contra los rayos UVA y el viento es fundamental para evitar las complicaciones en ambos casos. Por lo que vuestras mayor aliadas a parte de las lágrimas hidratantes, lo serán las gafas de sol; siempre homologadas y con el filtro de protección adecuado.

Si sufres cualquiera de estas alteraciones conjuntivales no dudes en ponerte en contacto con nosotros, te ayudaremos a tratarlo y aliviar cualquier sintomatología que pueda estar provocando. Recuerda que además te asesoraremos en la mejor protección ocular según tu caso.