La limpieza de los oídos es un hábito cotidiano para muchas personas, pero también una de las prácticas en las que más errores se cometen. A menudo pensamos que los bastoncillos o los ganchos son aliados para mantener una buena higiene, cuando en realidad pueden causar más daño que beneficio. En este artículo te explicamos por qué no deberías usarlos, qué alternativas existen y cómo cuidar de manera saludable tus oídos.

El cerumen (o cera del oído) no es simplemente “suciedad”. Se trata de una sustancia natural que protege el canal auditivo frente a bacterias, polvo, humedad y otros agentes externos. Además, ayuda a mantener lubricada la piel del conducto auditivo, evitando irritaciones y pequeñas heridas.

Aunque su uso parezca inocente, introducir bastoncillos o ganchos en el oído es peligroso. Al hacerlo:

  • Empujas el cerumen hacia el fondo del conducto auditivo, favoreciendo la compactación o tapón de cerumen.
  • Puedes dañar la piel interna del oído, provocando heridas o irritaciones.
  • Existe el riesgo de perforar el tímpano, una lesión dolorosa y que puede afectar la audición

Además de los riesgos para la salud, los bastoncillos de un solo uso representan un problema medioambiental importante. La mayoría están hechos de plástico y acaban en mares y océanos, afectando a la fauna marina.

A pesar de que existen versiones biodegradables, lo ideal es evitar su uso dentro del canal auditivo y optar por alternativas sostenibles si se utilizan para la higiene externa.

Métodos de limpieza seguros

Si sientes molestias, picor o notas que escuchas peor, es posible que tengas un exceso de cerumen. En ese caso, lo recomendable es acudir a un centro auditivo o a un profesional sanitario.Algunas alternativas seguras incluyen:
1. Soluciones salinas o ceruminolíticas (disponibles en farmacias), que ayudan a ablandar el cerumen.

2. Irrigaciones realizadas por profesionales, que eliminan los tapones de forma segura y sin dañar el oído.

3. Revisiones periódicas para controlar la acumulación de cera y prevenir complicaciones.


El oído tiene su propio mecanismo de limpieza natural. Los movimientos de la mandíbula (al hablar o masticar) ayudan a que el cerumen salga de forma gradual hacia el exterior, donde puede retirarse fácilmente con una toalla o pañuelo, por lo que la mejor forma cuidar tu salud auditiva es respetar el mecanismo natural de limpieza del oído y acudir a un profesional cuando sientas molestias.

Limpiar los oídos con bastoncillos o ganchos no solo es innecesario, sino potencialmente peligroso.

Si intentamos eliminarlo constantemente, solo conseguimos que el oído produzca más cerumen como mecanismo de defensa, aumentando la posibilidad de que se compacte.